2/8/07

DOCTORCITO “HUAYRA SIKI”

La destitución del Arquitecto Raúl Morey Menacho de la Presidencia del Gobierno Regional (de Loreto) podría ser un caso típico de lo que “mal comienza, mal termina”. Desconociendo la realidad regional y con el propósito de formar su séquito de “ayayeros”, el técnico loretano se trajo de Lima una recua de “asesorillos” sin saber, acaso, que en Iquitos hay dos Universidades con buenos profesionales; en el Gobierno Regional también.



Esto causó resentimiento en la elite intelectual de nuestro medio, que fue fomentándose hasta los resultados que se dieron. Pero estos son detalles políticos que no nos interesan, no nos motivan para escribir; vamos sencillamente a uno de los episodios propios de la tierra que me vio nacer y que ocurrió en las oficinas de la Presidencia del Gobierno Regional. Nos remitimos a los hechos.

Entre los traídos de Lima, hubo un “doctorcito” que, llegado con una atrás y otra delante, pronto se hizo de buenas camisas de shallys, polos importados, pantalones modernos, zapatillas lujosas; es decir, se puso futre de la noche a la mañana; llegó a regalar su pantaloncito “lliquilliqui” todo “pacuyashca” su fundillo. En Lima jugaba fútbol con latas y en Iquitos con buenos y nuevos soles

No era guardaespaldas del arquitecto sino su asesor dizqué; pero llegó a hacer el triste papel de conserje, dedicado a llevar y traer papeles, contratos, convenios, oficios por todas las oficinas de “El Dorado” (sede del entonces Consejo Transitorio de Administración Regional CTAR); era de ellos que los viperinos llamaban “chupamedias”, pero una paisana mía, con la gracia propia de los cholos charapas le puso una chapa regional: “huayra siki” (huele poto).

La señora de edad avanzada, casi diariamente acudía al Gobierno Regional por gestiones de su asentamiento humano o pueblo joven, no podía hablar con el Presidente porque el “doctorcito” lo impedía, pues éste no dejaba ni a sol ni a sombra al Arquitecto Morey; siempre estaba pegado a su lado, como una lapa; lo acompañaba desde su alojamiento hasta El Dorado y viceversa, día y noche, ida y vuelta; andaba oliéndole algo.

La desesperada paisana mía, cansada de acudir a las oficinas de El Dorado e impedida de hablar con el Presidente, acudiendo a su ingenio, con prepotencia y malacrianza llegó hasta las oficinas de la Presidencia y airadamente preguntó - Srta. Secretaria, ¿quién es ese “Huayra Siki” ah?.


Alvaro Mesía Velásquez
Periodista Iquiteño